Desde una perspectiva microeconómica, la competencia puede verse influenciada por cinco factores básicos: características del producto, cantidad de vendedores, barreras de entrada, disponibilidad de información y ubicación. Estos factores dependen de la disponibilidad o el atractivo de los sustitutos.
Las características del producto describen básicamente el nivel de diferenciación. Si el producto de una empresa es homogéneo, es completamente indistinguible de los productos vendidos por la competencia. Esta situación implicaría una gran competencia. Alternativamente, un producto puede estar completamente diferenciado, lo que significa que es totalmente único. En este caso, podría haber pocas alternativas y, por lo tanto, bajos niveles de competencia. El nivel de diferenciación es en gran medida un asunto subjetivo y está sujeto a la opinión del consumidor.
El número de vendedores también afecta la competencia. Si hay muchos vendedores de un producto indiferenciado, la competencia se considera alta. Si hay pocos vendedores, la competencia es baja. Si hay un solo vendedor, el mercado se considera un monopolio.
Las barreras de entrada pueden influir en la cantidad de vendedores. Las características del mercado, como los altos requisitos de inversión de capital o la regulación excesiva, pueden impedir que nuevas empresas ingresen al mercado, lo que a su vez brinda un nivel de protección a las empresas existentes. Con una competencia menor a través de barreras de entrada, las empresas podrían cobrar precios más altos.
La disponibilidad de la información también es importante, y gira principalmente en torno al descubrimiento de precios. Cuando los clientes pueden conocer de manera eficiente y precisa los precios de sus competidores, las empresas tienen menos capacidad para fijar los precios y la competencia es más intensa.
Una estrategia de ubicación efectiva puede arrinconar a un grupo de clientes potenciales o llegar a ellos de manera más efectiva que la competencia. Por ejemplo, las estaciones de servicio a menudo están ubicadas en esquinas ocupadas.
Es más fácil entender estas características de la competencia a través de la lente de las dos versiones más extremas: la competencia perfecta y el monopolio. En competencia perfecta, el beneficio marginal de cada empresa es igual al costo marginal; no hay beneficio económico En un monopolio, el beneficio marginal es igual al ingreso marginal, que es el ingreso incremental generado por la venta de una unidad más del producto.
Las empresas en competencia perfecta se consideran tomadores de precios, lo que significa que no tienen margen para fijar los precios; esta es la razón por la cual el beneficio marginal es igual al costo marginal. Los mercados perfectamente competitivos se definen por un producto homogéneo, muchos vendedores con baja participación de mercado y absolutamente ningún obstáculo para entrar o salir. Estas empresas no pueden diferenciar sus productos, y sus clientes tienen información altamente precisa.
Un monopolio involucra a una sola compañía que domina todo el mercado. En esta situación, la empresa establece el precio y la competencia es inexistente.
La mayoría de los mercados están en algún punto entre la competencia perfecta y el monopolio. Por ejemplo, el mercado de refrescos, dominado por Coca-Cola y Pepsi, podría considerarse un oligopolio, donde unas pocas grandes empresas dominan la mayor parte del mercado. El mercado de tomates podría considerarse uno o dos pasos por encima de la competencia perfecta; después de todo, algunas personas están dispuestas a pagar más por los tomates orgánicos o reliquia de la familia, mientras que otros solo miran el precio.
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